Justo eso fue lo que pasó ésta noche, el Templo de Santa Rosa de Viterbo, que ya por sí solo es un lugar espectacular lleno de historia y arte en cada rincón, hoy además se dio el lujo de compartir un poco más, transportando el alma y los sentidos hasta el Barroco queretano.
El centro histórico da la bienvenida a sus transeúntes con su maravilloso ambiente provinciano en plena ciudad, las estrechas calles adoquinadas van enmarcando paso a paso lo que pacientemente nos esperaba en un pequeño rincón del templo.
Y es que dentro del Coro Bajo que resguarda al órgano de la iglesia, esta noche, ansioso de volver a vibrar como en tiempos del renacimiento, se encontraba un delicado clavcín... En punto de las 8 pm y a cargo del Maestro Gastón Lafourcade las notas iniciaron el vuelo, con melodías de Bach, Cabanilles y Froberger (entre otros); haciendo imposible evitar que la mente nos transporte de manera inmediata al pasado.
Los muros gruesos que nos abrazaban y protegían del frío, al mismo tiempo llevaban el suave vaivén de las notas que finalmente terminaron por llenar el lugar, siempre reservado para un solo visitante: el organista... y que hoy tuvimos el honor de poder traspasar las barreras de su espacio y ser parte viva de una danza ligera que sencillamente llenó de ángeles la noche.
¡Gracias Maestro Lafourcade, que sin su precisión y sentimiento, éste órgano y clavecín, simplemente hubieran permanecido callados, esperando otro gran momento para vibrar!
Either a thursday night, of classic cold winter intense, can be transformed into a magical moment with a few chords and the ideal venue...
Just that what happened tonight, The Santa Rosa de Viterbo Temple, already in itself is a spectacular place full of history and art in every corner, now also it had the luxory of sharing a little more, carrying the soul and senses to the Baroque Queretaro.
The hisoric downtown welcomes passers with its wonderful provincial atmosphere in the city, the narrow cobbled streets are framing step so we waited patiently in a small corner of the temple.
Within the Lower Choir that protects the body of the church, tonight anxious to get back to vibrate as the Renaissance times, was a delicate harpsichord... At eight o'clock in charge of the Master Gaston Lafourcade, the notes began flying, with Bach, Froberger and Cabanilles (among others); making it impossible to prevent the mind immediately transport us to the past.
The thick walls that embraced and protected us from the cold, while carrying the gentle sway of the notes which finally ended up filling the place, always reserved for a single visitor: the organist... but today we had the honor to pass the barriers of spacce and be a living part of a light dance that simply filled with angels the night.
Thanks Master Lafourcade, without your precision and feeling, this organ and harpsicord simply had remained silent, waiting for another great time to vibrate!
Muy buena crónica. Felicidades Pati
ResponderEliminarMuy buena crónica. Felicidades Pati
ResponderEliminarSIMPLEMENTE DE LO YA MUY POCO QUE NO CUESTA Y TE NUTRE EL ALMA
ResponderEliminarLO QUE NOS NUTRE EL ALMA
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