lunes, 27 de julio de 2015

Carlota


Esta pequeñita con cara angelical, en un momento de su vida fue representante mexicana y probablemente hubiera otorgado mucho a la política y economía de México, si las condiciones en que llegó a nuestro país y adquirió su puesto hubieran sido otras.  Se trata de Marie Charlotte Amélie Agustine Victoire Clémentine Léopoldine de Saxe-Coburg-Gotha et Orléans Bourbon-Deux-Siciles et Habsbourg-Lorraine, mejor conocida en México como la Emperatriz Carlota.  Nació en Bélgica hija del Rey Leopoldo I y la Princesa Luisa María de Orleans, tuvo 3 hermanos mayores de los cuales uno murió en la primera infancia, Leopoldo heredó el trono de su padre como Leopoldo II y el Príncipe Felipe conde de Flandes.   Luisa María murió cuando Carlota tenía 10 años, por lo que se apegó a su abuela, entonces Reina de Francia y contrajo matrimonio con Fernando Maximiliano de Habsburgo el 27 de julio de 1857, vivieron varios años en el Reino de Lombardía-Venecia llevando un gobierno compartido de estas provincias con el Imperio Austriaco; así que cuando reciben la invitación para establecer su imperio en México, la toman con gusto y con la ilusión de realizar mejores desempeños como gobernantes.
    Llegaron a Veracruz en 1864 y al convertirse en emperatriz tomó el nombre de Carlota Amalia de México, tomando como residencia imperial el Castillo de Chapultepec y desde el principio intentó mantenerse activa en los asuntos políticos del nuevo imperio; pero su relación con Maximiliano cada día se distanciaba más debido a que no habían podido concebir un heredero, también ésta, se dice que fue la causa de su demencia, ya que en la insistente búsqueda de un hijo, se dice que recurrió a la herbolaria mexicana, de la cual abusó, sin obtener resultados positivos.  El imperio de Maximiliano y Carlota tuvo una corta vida(1864-1867), durante la cual se mantuvo al tanto de todo movimiento político y económico, a pesar de que Maximiliano trataba de mantenerla alejada de este ámbito y recluida en los asuntos privados; pero nadie más que ella buscó apoyo para recuperar el imperio mexicano y salvar la vida de su marido.  Ante su fracaso rotundo regresó a Europa y fue declarada demente y reclusa en su Castillo de Miramar; después de algún tiempo se trasladó al Castillo de Bouchout, Bélgica, desde el cual se convirtió en la mujer más rica del mundo gracias a importantes decisiones políticas y mercantiles que asumió en los últimos años de su vida; Carlota falleció el 19 de enero de 1927 a los 86 años.

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